En la historia del rock podríamos diferenciar 2 grandes
grupos de bandas: Las que, a lo largo de los años, pase lo que pase, siguen
fieles a un estilo incluso aunque cambien de componentes en algún momento de su
historia, como Los Rolling Stones o AC/DC y las que modifican su propuesta
radicalmente varias veces a lo largo de
los años, como Los Beatles, Bob Dylan o David Bowie.
Aunque es indiscutible que en los dos grupos hay grandes
bandas que han escrito con letras mayúsculas la historia del rock, debo reconocer
que siempre me he sentido más identificado con las del segundo. Creo que esa
capacidad de reinventarse cada día (Bowie lo hace cada nuevo disco) de empezar
de cero cada vez, de arriesgarse constantemente en cada nuevo cambio, tiene
mucho más de carácter emprendedor, de inquietud intelectual, de desarrollo
personal, que haber dado con una fórmula de éxito un día y exprimirla hasta la
última gota.
Después de 20 años de profesión dedicados a los medios, la
publicidad y la comunicación, creo que mi vida ha sido, como la de las bandas del
segundo grupo, una constante reinvención, sin importarme si hasta entonces
había tenido éxito o no, simplemente para hacer cosas nuevas, sólo por hacer
algo diferente. ´
Por eso, después de años en investigación de mercado, decidí
dedicarme a la planificación estratégica y, cuando todo parecía irme bien en
este campo, decidí trabajar en el área de servicios al cliente y después, en
una empresa de éxito como es Arena, al abrigo de una crisis que parecía
amenazar a mis compañeros de profesión/generación, en un momento de mi carrera
tan interesante como cualquier otro, decidí hacer el MIB (Master en InternetBusiness) y convertirme en un “profesional digital”. Por eso, cuando un año después me ofrecen formar parte de su
grupo de profesores, no lo dudo. Decido salir de nuevo de mi zona de confort,
dejar de hacer lo que sé hacer muy bien (al menos a fuerza de hacerlo) para
explorar “ritmos” nuevos, para seguir aprendiendo. Porque no me gusta la
bicicleta estática, que no te lleva a ningún sitio, me gusta avanzar y recorrer
camino.
Por eso siempre digo que soy un “Topalantista” como Pedro
Delgado (emprendedor extremeño fundador del topalantismo).
Es curioso, si tuviese que “ilustrar” esa actitud frente a
la vida, seguramente lo haría “sacando la lengua al mundo”, decidido a hacer lo
que me venga en gana, convencido de que no será ni la rutina ni el “stablishment”
los que me dicten dónde tengo que quedarme o hacia dónde tengo que ir. ¡Una lengua
fuera! Como el genial logo que Warhol diseñó para los Rolling (que yo he metido
dentro del primer grupo). Aunque no es de extrañar, porque también podría hacer
mía esa letra de Sabina (otro grande que siempre se ha mantenido fiel a su
estilo) que dice: “A mis cuarenta y pocos tacos, ya ves tú, igual sigo de
flaco, igual de calavera, igual de antes de loco por cantar…”
Y es que quizás el secreto no sea tanto cambiar en sí mismo,
sino mantener el espíritu a lo largo de los años, que eso sí que lo tienen en
común todos los genios que en este post han sido citados.